En el mundo de las inversiones, el capital es dinámico y las fuentes tanto de oferta como de demanda cambian constantemente. Los inversores y asesores expertos son conscientes de cómo estas corrientes fluctúan y su rol es anticiparse a dichos movimientos para tratar de rentabilizar los mismos. A continuación, se expone cómo ha sido la evolución del mercado de los fondos internacionales y cómo ha impactado su dinámica en las finanzas globales.
La introducción de la diversificación
La invención del primer fondo mutuo de capital variable fue realizada por Massachusetts Investors en el año 1924. Haciendo una retrospectiva, se puede decir que esta no fue una tarea fácil ya que implicaba demostrar que los activos de mayor riesgo podrían reducir la exposición general de una cartera. Si bien es cierto que el concepto puede parecer contradictorio, esta simple idea desarrolló toda una industria de administración de fondos. Los fondos mutuos se convirtieron en el vehículo principal, surgió una red completa de administradores de activos, proveedores de plataformas, corredores, asesores y custodios de inversión cuya función era satisfacer las demandas de todos los clientes, ya fuesen los mayores propietarios de activos o incluso el inversor minorista de menor tamaño.
La finalidad era que toda aquella persona que pudiera denominarse inversor tuviese una cartera diversificada.
El control de gastos de la cartera
La segunda fase de las finanzas modernas comenzó en 1975 con dos desarrollos importantes; el fondo indexado y el Exchange Traded Fund (ETF). La invención del fondo indexado, el First Index Investment Trust, fue lanzado por Jack Bogle y Vanguard Group.
Posteriormente, el fondo cotizado en bolsa (ETF por sus siglas en inglés) impulsó una segunda etapa de estudios, cuando el State Street Global Investors introdujo el S&P 500 SPDR en 1993. Este primer ETF, ofreció una forma de bajo costo para invertir en el índice de acciones de EE. UU. más líquido y reconocido en el mundo.
Le siguieron muchos otros fondos indexados, y a finales del año 2020 se contabilizaban en ETFs alrededor de US$5 billones en activos.
El rendimiento pasado no es garantía de resultados futuros
“El rendimiento pasado no es garantía de resultados futuros” generalmente se considera una etiqueta de advertencia y es parte del proceso de cumplimiento de cualquier asesoría financiera. En este caso, se debería aplicar tanto al inversor final como al administrador de activos. No podemos asumir que una inversión seguirá rindiendo en el futuro simplemente porque tuvo un buen desempeño en el pasado. Pero la frase también contiene un segundo significado para oportunidades de inversión potenciales: no descarte una inversión simplemente porque ésta no tuvo buenos rendimientos recientemente, ya que podría mejorar.
Afirmar, que el rendimiento del mercado de valores de los últimos 10 años para las acciones estadounidenses ha sido algo menos que extraordinario sería una subestimación. Ahora bien, en el año 2020 la crisis del Covid-19 provocó un aumento inesperado de la incertidumbre y una rápida caída de los precios de los activos en los mercados de valores y crédito. Algunos actores del mercado se apresuraron a buscar efectivo vendiendo activos relativamente seguros y líquidos, mientras que los bancos centrales y ciertos tipos de fondos del mercado monetario intervinieron para contrarrestar las salidas del sector de fondos de renta fija global por US$481 mil millones.
Los fondos del mercado monetario, que por lo general están menos expuestos al riesgo crediticio, también se vieron afectados. En particular, los fondos de inversión en el mercado monetario preferencial de EE. UU. que experimentaron varias semanas de grandes reembolsos. Al mismo tiempo, la liquidez de mercado de los valores mantenidos por fondos de renta fija se deterioró sustancialmente.
De acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, se requirió un fuerte respaldo de políticas financieras internacionales, para que los flujos diarios volvieran a los niveles anteriores al Covid-19. Sin embargo, el episodio reavivó un debate en el mercado sobre la estabilidad financiera que emana el sector de gestión de activos. Los fondos que tienen activos relativamente ilíquidos pero que ofrecen reembolsos casi diarios fueron altamente vulnerables a estos vaivenes, y de haberse visto afectados drásticamente, las ventas de emergencia podrían haber conducido a una mayor disminución en la liquidez y los precios de los activos en general.
Expectativas
El escenario de la pandemia afianzó el hecho de que muchos inversores prefieren mantener sus fondos estructurados con instrumentos enfocados en el mercado estadounidense ya que las perspectivas empresariales en otros mercados internacionales se consideran menos factibles que el crecimiento en los EE. UU. Sin embargo, se debe tomar en cuenta que el gran crecimiento de la población mundial en las próximas décadas ocurrirá fuera de Norteamérica; y en consecuencia se gestará una nueva industrialización en áreas relativamente subdesarrolladas de Asia, que liderarán la expansión económica de este siglo.
No serán pocas las compañías financieras que contribuirán y se beneficiarán del crecimiento tanto en la India como de China durante la próxima década. Un buen ejemplo para observar podría ser el Nifty Financial Services 25/50 Index, que rastrea las 20 principales empresas de servicios financieros de la India, y cuya tasa anual de crecimiento promedio alcanza el 18,8% desde su creación en 2004.
Si bien es imposible predecir el futuro, se estima que los factores que han llevado al buen rendimiento de los administradores de activos durante los últimos ejercicios pueden continuar durante la próxima década. Deben ser los inversores en conjunto con los asesores financieros quienes amplíen su óptica para identificar los nuevos fondos internacionales que comienzan a mostrar robustez en otras latitudes. Los capitales migran en busca de nuevas oportunidades, mayores rentabilidades y ningún inversor debe ser indiferente a ello.