Se estima que un 56% de los fund managers consultados en la encuesta mensual de Bank of America están asumiendo niveles de riesgo más bajos de lo normal ante la posibilidad de que se desate una recesión mundial. ¿En qué se diferencian las estrategias de gestión pasivas y activas y cuál suele aplicarse en estas coyunturas en el negocio de fund management?
La economía mundial está dando señales de una recesión en medio de la creciente inflación que ha llevado a los bancos centrales de las mayores economías del planeta a subir sus tasas para evitar su descontrol, escenario que está siendo seguido de cerca por los fund managers de cara a 2023.
De acuerdo a la encuesta de Bank of America, aplicada a más de 300 administradores de fondos que gestionan activos por unos US$971.000 millones, concluye que el 74% de los encuestados considera que la recesión mundial se va a producir en los próximos 12 meses.
Por otra parte, los niveles de efectivo en las carteras de estos fund managers han alcanzado valores no vistos desde 2001 con un 6,3%, a medida que estos han optado por mantenerse infraponderados en acciones, de acuerdo a la encuesta de Bank of America, citada por Reuters.
Este contexto reta a los fund managers a realizar ajustes tanto en sus estrategias como en sus modelos comerciales, al mismo tiempo que deben buscar el camino hacia el crecimiento por medio de inversiones en datos y tecnología, según un informe de EY.
La firma de auditoría ve clave que esas empresas integren también “un enfoque flexible para la asociación, la colaboración y las fusiones. También existe una oportunidad para que las empresas compensen la dilución del margen al tomar medidas sobre la transformación de costos estratégicos”, dice.
Pero en este contexto: ¿qué estrategias de inversión existen y cuál se aplica ahora ante los riesgos de una recesión?
Gestión activa vs. pasiva
En un entorno cambiante como el actual, en el que los mercados están a la baja y varios instrumentos están rentando por encima de la inflación por cuenta de las altas tasas de interés, se abren diversas oportunidades de inversión a las que están atentos los fund managers para generar el mayor rendimiento para sus clientes.
En este contexto, los fund managers se debaten entre la gestión activa o pasiva para sacar provecho en esta coyuntura, de acuerdo al perfil de riesgo de sus clientes y a las metas de inversión propuestas en medio de todas las señales que sugieren que se podría producir una recesión global en el 2023.
En momentos en los que se producen ineficiencias en el mercado como los actuales, las estrategias de gestión activa apuntan a superar los rendimientos de un índice bursátil de referencia como el S&P 500 de la bolsa de Nueva York u otro tipo de activo.
Para ello, recurren a estrategias como la compra de activos que se consideran infravalorados para luego venderlos con el propósito de obtener rendimientos por encima de la referencia, lo que requiere un análisis profundo por parte de los fund managers con respecto al desempeño de los diferentes activos a los que se les hace seguimiento y sobre todo de las ineficiencias que se presenten para entrar allí.
Ante el riesgo de una recesión global, los mercados han presentado comportamientos a la baja y los analistas financieros consideran que en un contexto como el actual podría ser estratégico tomar ventaja de las acciones infravaloradas, principalmente en campos como el tecnológico, con lo que una gestión activa podría ser de utilidad.
La gestión pasiva ocurre cuando el fund manager opta por una estrategia más conservadora, con menor exposición al riesgo y por consiguiente ofreciendo menores rendimientos. Esta estrategia no busca batir el resultado de un determinado índice o activo, sino simplemente igualarlo.
Las estrategias pasivas suelen tener menores costos de administración que las activas, en tanto que en las primeras los fund managers no asumen un rol proactivo en la conformación de la cartera, solo buscan seguir la dinámica del índice o activo definido.
Entre los principales instrumentos de gestión activa destacan los fondos cotizados, que buscan replicar el comportamiento bien sea de un índice o de una diversa canasta de activos, incluyendo las materias primas. De acuerdo con cifras de Statista, los fondos indexados de gestión pasiva pasaron de representar el 20% en el total de los activos administrados por firmas de inversión en EE.UU. en 2011 al 43% el año pasado.
Pero ¿existe uno más popular que otro en coyunturas como las actuales? Pues bien, de un lado se tiene que la gestión activa ofrece generalmente mejores rendimientos a mayor costo de administración, y la pasiva brinda menor exposición al riesgo al asumir una postura más conservadora y por tanto los rendimientos podrían ser menos lucrativos. Por tanto, la conclusión de una gran proporción de los analistas financieros es que tanto los inversores como los fund managers deberían apelar a la diversificación de carteras para poder minimizar el riesgo y aprovechar las ventajas de cualquier escenario con la gestión activa y la pasiva, lo que en todo caso va a depender de los plazos de inversión fijados y la paciencia de cada uno, el perfil de riesgo, los costos de administración que se quieran asumir, entre otros factores que se deben sopesar en caso que se opte por una de estas alternativas o se decida elegir un mix de ambas que les permita ampliar sus posibilidades.
Fuentes:
- https://finance.yahoo.com/news/nearly-90-fund-managers-believe-124711914.html
- https://www.reuters.com/business/investor-survey-signals-start-policy-capitulation-bofa-2022-10-18/
- https://www.ey.com/en_it/wealth-asset-management/are-you-reframing-the-future-of-asset-management-or-is-it-reframing-you
- https://www.statista.com/statistics/1262209/active-passive-investment-funds-usa/